Normal es que, en ocasiones, nos sintamos desanimados para seguir bregando en la tarea diaria de ser mejores servidores de Dios y de los hermanos; mas no podemos perder nunca la esperanza en que, con la ayuda de quien todo lo puede, conseguiremos sortear esos baches para continuar por el camino correcto y llegar a la meta soñada. No perdamos nunca la esperanza, sino alimentémosla para que nos sintamos más fuertes.
Cristo, estás clavado en la cruz. Eres inocente, sí, pero aceptas entregar tu vida por cada uno de nosotros. Este madero que hoy está físicamente