La costumbre de dejar pasar las pequeñas imperfecciones, las cosas que, aparentemente no tienen importancia, nos lleva, sin que nos demos cuenta, a ver como pequeño el gran defecto y asumirlo como algo normal. Solamente si nos esforzamos en eliminar las faltas pequeñas estaremos poniendo barreras a las grandes.
Ante los que no son creyentes podemos tener diferentes comportamientos. Uno de ellos, y es el más correcto, es intentar que conozcan nuestra fe y