Que estamos obligados a comunicar nuestra fe a los demás es un compromiso que hemos asumido. Pero no es la palabra el único medio por el que podemos transmitir la fe. Si somos capaces de demostrar con nuestros comportamientos que Dios es amor nos habremos convertido en misioneros auténticos. Cada cristiano ha de ser un misionero que siembra la esperanza del amor divino a todos los hombres.
Vivir la fe de forma tibia, poco valor tiene. El cristianismo no es un regalo que se nos haya dado para disfrutar de él en