Anunciar el Evangelio es tarea de todo bautizado. Pero este anuncio no es suficiente. Ha de ir acompañado de los actos que pregonen, a los ojos de los que nos escuchan, que creemos lo que predicamos llevándolo a la práctica. Son nuestras acciones la mejor predicación. Mucho más que las palabras o los bellos discursos. Porque el ejemplo que demos es lo que llega a los demás con mayor eficacia. Mal podemos anunciar el mensaje de Jesús si nosotros nos mostramos remisos a llevarlo a nuestras vidas. ¿Quién nos creerá si no vivimos de acuerdo con lo que anunciamos a los otros?
![Dios nos ama a cada uno de nosotros como si solo existiera uno de nosotros – San Agustín Dios nos ama a cada uno de nosotros como si solo existiera uno de nosotros – San Agustín](https://live.staticflickr.com/65535/48368681347_a0a1311b16_o.png)
Es a mí, persona concreta, con mi propia identidad, nombre y apellidos, estatura, color de la piel, con mis defectos y mis virtudes, a quien