Para todo, el amor. Siempre el amor. Los cristianos hemos sido bautizados en el amor de Cristo, que se entregó por nosotros. Tenemos encomendada la misión de sembrar de amor el mundo. Para curar las heridas de la insolidaridad, de los enfrentamientos, de las miserias de los propios humanos. Solamente el amor, que es entrega desinteresada, puede transformarnos cual bálsamo que cura todos los males.
¿Con qué razonamientos vamos a pedir ser perdonados si nosotros no somos capaces de perdonar? Injustos seremos si tenemos la osadía de exigir que no