Asistir a la celebración de la Eucaristía el día del Señor es participar en la fiesta del Amor. Ir a misa el domingo es una obligación moral que tenemos los cristianos. Pero es más que eso. Si realmente queremos ser consecuentes con la fe que hemos recibido, la misa dominical ha de ser el momento más importante de nuestra vida como creyentes. Porque celebramos la misericordia del Señor, recibimos su bendición y nos transformamos en Él para ser testigos suyos en el mundo en el que vivimos.

La meta de cualquier cristiano es la santidad, siguiendo así las enseñanzas del Maestro. Alcanzarla es difícil, pero nunca imposible. Requiere de cada uno de