Es más fácil decir a los demás qué tienen que hacer para ser mejores que dar nosotros el paso para intentar ser buenos cristianos. Predicamos de palabra, eso se nos da muy bien. Pero en muchas ocasiones falta el ejemplo de nuestras vidas. No solemos hacer lo que pedimos que hagan los demás. Si realmente creemos, pongamos en práctica lo que creemos. Es lo que debemos hacer si nos consideramos seguidores de Cristo.

¡Basta de quejas sobre lo mal que está todo! ¡Basta de añoranzas de pasados tiempos que, al parecer, fueron mejores! Compartamos la alegría de ser