Los cristianos debemos ser conscientes de que el mensaje del Evangelio no debe ser impuesto a nadie que no desee aceptarlo. Es un mensaje que se asume libremente, sin coacciones de ningún tipo. Esto no nos exime de pregonarlo, de palabra y de obra, para que sea conocido por quienes lo ignoran. De igual forma tenemos que ser conscientes de que a nosotros nada ni nadie debe impedirnos vivir conforme nos ha enseñado Cristo. Porque la razón de nuestra vida es ser fieles a la fe que hemos recibido

¡Basta de quejas sobre lo mal que está todo! ¡Basta de añoranzas de pasados tiempos que, al parecer, fueron mejores! Compartamos la alegría de ser