Dios y Señor nuestro, concédenos la gracia de sentirnos siempre en tu presencia. Para que con nuestras palabras y nuestras obras podamos alabarte permanentemente y cantar las maravillas que obras en cada una de tus criaturas. Llena nuestras almas del deseo de ser plenamente tuyas, ya que para esto hemos sido creados por tu divina bondad. Que cada día que amanece despertemos con el deseo de no defraudarte y que nunca nos cansemos de trabajar para que esto pueda convertirse en el motivo de nuestro vivir.
Anunciar el Evangelio es tarea de todo bautizado. Pero este anuncio no es suficiente. Ha de ir acompañado de los actos que pregonen, a los