Sí, el guardián que nos ha sido asignado personalmente por el Señor está siempre a nuestro lado y nos acompaña en todo momento. Otra cosa es que nosotros nos tapemos los oídos para no oír sus consejos, que siempre van dirigidos a que obremos el bien y nos escapemos del mal. Acerquémonos más a ese custodio que tiene la tarea de acompañarnos para que caminemos rectamente por entre los peligros de este mundo.

¡Cuántas veces juzgamos a los otros sin compasión alguna! Más nos valdría estar abiertos al perdón hacia los que no piensan como nosotros, o a