Vivimos en una sociedad agitada por los ruidos externos a la persona, las envidias, cuando no el odio, de unos hacia otros, el materialismo destructor y el egocentrismo de los individuos. Los cristianos formamos parte de esta sociedad y contribuimos con nuestras acciones y omisiones para bien o para mal. Pero es a través de nuestra humilde oración, que nos debe llevar a la acción, como podemos corregir muchas cosas. En la oración sincera encontramos la fuerza suficiente para sanar nuestras propias heridas y ayudar a curar las de los hermanos. La oración es como el bálsamo que mitiga todos los dolores.
![No debemos limitarnos a predicar la fe, sino que debemos vivirla – San Jorge Preca No debemos limitarnos a predicar la fe, sino que debemos vivirla – San Jorge Preca](https://live.staticflickr.com/65535/48376080201_5d3f67e55a_o.png)
Anunciar el Evangelio es tarea de todo bautizado. Pero este anuncio no es suficiente. Ha de ir acompañado de los actos que pregonen, a los