La solución a muchos enfrentamientos entre personas y entre pueblos está en que quienes aman la paz se impliquen pacíficamente. La violencia no se elimina con violencia ni la paz se impone con la guerra. Al que más grita no se le calla con voces más altas. Cada uno de nosotros debemos intentar ser imitadores de Jesús, convirtiéndonos en personas de paz siempre dispuestas a escuchar, comprender, dialogar y ayudar al otro. Aunque no recibamos recompensa alguna por ello.

En las relaciones humanas el respeto al otro es clave para conseguir el respeto mutuo. Pero más que ese respeto a los demás debe ser